Abstract:
En los últimos años, la economía peruana ha emprendido un ciclo de recuperación, expresada en cifras de crecimiento positivas, impulsado por las exportaciones y el consumo interno. Este crecimiento, no obstante, no está generando un incremento del bienestar en amplios segmentos de la población, especialmente de aquellos ubicados en las zonas rurales y pobres. Si bien el crecimiento está basado en la exportación de materias primas producidas en las zonas rurales (minería y pesca principalmente), éstas no comprometen la utilización de mano de obra en forma extensiva, al contrario, sus actividades tienen un fuerte soporte de capital intensivo. Según los especialistas, para que los frutos del crecimiento lleguen a los más pobres y a las zonas rurales, se necesita generar mayor empleo en sus lugares.
En esta perspectiva, actividades como la agroindustria y el turismo han sido identificadas, no sólo como generadoras de empleo y que requieren de poca inversión, sino que también, están ubicadas en las zonas del interior del país. Actualmente el turismo constituye una de las actividades con mayor crecimiento y futuro en la economía peruana, pues representa ingresos netos por más de 920 millones de dólares (9% de las exportaciones). De acuerdo a la información preliminar, el país ha sido visitado por más de un millón de turistas el año pasado, mas del doble de hace ocho años atrás (CANATUR, 2008). Asimismo, esta actividad también genera beneficios indirectos en otras áreas de la economía (multiplicador del ingreso en turismo), dependiendo del gasto de los turistas en otros sectores. En el caso peruano este multiplicador podría significar alrededor del 5% del PBI (Chacaltana, 2007).
Según estadísticas de la Organización Mundial del Turismo, a diferencia de otros países de la región, las tasas de crecimiento del arribo de turistas al Perú entre 1995 y 2008 han sido del 12.4% en promedio, comparado con los resultados mostrados en el mismo periodo en países como Chile 2.5% y Ecuador 7.3%, por ejemplo. Por su parte, los beneficios económicos del turismo, expresados en los ingresos brutos, han sido del orden de los 1078 millones de dólares (2008) y, también se han incrementado notablemente entre 1995 y 2008.
Así, el crecimiento promedio anual es del orden del 16.3%, superado solo por Guyana (17.8%). A nivel sudamericano, para el año 2007, los ingresos por turismo en el Perú representaban un 10.2% comparado con el 4.3% de 1995 (OMT 2008). Las previsiones que se hacen por medio de organismos especializados en el tema, es que la llegada de turistas extranjeros va a continuar creciendo en nuestro país, principalmente como producto de dos factores, por una parte, que las personas de los países desarrollados están viajando más (el turismo mundial crece a tasas de 5% promedio anual) y, en segundo lugar, debido a las condiciones socio-políticas de nuestro país, que en el actual momento lo hacen un sitio vacacional más seguro. Hay que tener en cuenta que en las décadas pasadas resultaba muy arriesgado viajar hacia el Perú (WTO, 2008).
El destino final de los turistas generalmente son lugares ubicados en el interior del país, que se caracterizan por poseer un elevado stock de capital natural o histórico-monumental. Junto a ello, generalmente coexisten comunidades locales con altos niveles de pobreza. Sus escasos ingresos están relacionados con el empleo precario en actividades de autoconsumo principalmente. En ese sentido, la preocupación de organismos internacionales y gobiernos es aprovechar al máximo las posibilidades del desarrollo turístico con miras a erradicar la pobreza en dichos lugares y al mismo tiempo sea ambientalmente sustentable (WWF Internacional, 2009). Por otro lado, el sector privado y sus asociaciones internacionales también reconocen esta preocupación y responden al desafío que ésta lleva implícito. La Organización Mundial del Turismo - OMT establece como objetivos prioritarios la atenuación de la pobreza y desarrolla el Código Ético para el Turismo (2009) donde prioriza los aspectos de "Participación equitativa de la población local en los beneficios económicos, sociales y culturales del Turismo" En el Perú, un caso es el Valle del Mantaro, destino turístico ubicado en las provincias de Huancayo, Concepción y Jauja (Junín), que muestra una actividad turística reciente y crecientemente importante. El lugar posee muy diversos niveles de vida y bienestar social (PNUD, 2008), no obstante, al lado de la pobreza de la zona, siempre ha estado el paisaje hermoso de su belleza natural. En este sentido, el turismo se convierte en una alternativa de desarrollo local, o de complemento y fortalecimiento del ámbito rural (Sancho, 2008), no solo como un proceso especializado en ofertar naturaleza, paisaje, lo andino, sino generando empleo y valor agregado a las actividades o ciclos económicos existentes en la zona (agricultura, ganadería, artesanía, piscicultura, etc.). En ese contexto, el flujo de turistas es una oportunidad para aquellas comunidades, especialmente para generar nuevas fuentes de empleo, elevar sus magros ingresos y mejorar sus niveles de vida. Significando la sumatoria de estos hechos, un mayor Desarrollo Económico Local para la Provincia de Huancayo.