Abstract:
Esta publicación tiene como propósito presentar el impacto en la salud y en la economía que han experimentado los barrios informales frente a la COVID-19, a través de la descripción y observación de fotos e imágenes captadas en el período de pandemia. Las imágenes y fotos permiten el análisis de cómo enfrentó los efectos de la pandemia, la cuarentena, el confinamiento y el estado de emergencia, la población de los “barrios marginales” considerados.
En Perú, una vez reportado el paciente cero infectado con el coronavirus causante de la COVID- 19, se implementaron medidas como el “estado de emergencia”, la “cuarentena total” y el “distanciamiento social”, las cuales se iniciaron el 16 de marzo de 2020, mediante decretos del gobierno nacional.
Las observaciones de campo muestran cómo se dieron las relaciones esenciales y básicas entre el “barrio informal” y las dinámicas urbanas con la ciudad de Huancayo. La recopilación de información se hizo en el sector informal la “Esperanza de Ocopilla, distrito de Chilca, Huancayo, y se circunscribe específicamente a la población que ocupa la ladera del sector la “Esperanza” distribuida en los barrios San Francisco de Asis, Pichcana, Hualashuata, Esperanza I, Esperanza II y San Cristóbal. En total son aproximadamente que pertenecen a diferentes estratos sociales de trabajadores informales, ambulantes, artesanos, 6 658 habitantes, obreros y trabajadores independientes, con una composición familiar promedio de entre 5 y 7 personas.
Los barrios informales son los lugares donde predomina la desigualdad urbana, la exclusión social y la vulnerabilidad social, física y económica. Allí, a partir de la pandemia de la COVID-19 se han hecho más visibles y marcadas esas características, agudizándose paralelamente la crisis social y económica.
Los pobladores de los barrios marginales han sido protagonistas especiales de la relación entre la arquitectura, el urbanismo y la salud pública, donde las medidas de emergencia, las políticas públicas, el confinamiento planteado por el gobierno, o los eslóganes como: “quédate en casa”, “lávate las manos” y “aprende en casa”, no han tenido el impacto social, cultural y económico apropiado. El gobierno no consideró estos aspectos fundamentales que tienen los pobladores de los “barrios informales”, como el trabajo temporal, ambulatorio e informal, que hace que tengan un ingreso familiar precario basado en el trabajo diario que les permite sobrevivir.
En esta publicación se presentan imágenes y fotos de las evidencias y vivencias sobre las diferentes “redes sensibles” como el agua, la tecnología, el servicio de internet, la salud, la movilidad cotidiana, a partir de la “observación de los aprendizajes y experiencias” en el contexto de la COVID-19. ¿Qué aprendizajes y experiencias se activaron a partir de la pandemia COVID-19?: en muchos casos, los barrios informales hicieron visibles el poder de la organización, debido a la necesidad de sobrevivir. Allí se activaron las “ollas comunes”, los programas de Qa Lifarma y los bonos del Estado. Por ejemplo, frente a las restricciones comunicacionales se activó el compartir entre familiares y vecinos la señal de internet, los celulares, el “saldo suficiente” o “el plan de datos” para acceder al programa “aprendo en casa”, aspectos estos que se viven en la cotidianidad de esta pandemia.
La necesidad de alimentación y la economía precaria, hicieron visibles las banderas blancas de los barrios y familias que no recibieron el bono del Estado, así se solicita el programa de alimentación básica o “menú”.
Sin agua potable, carencia de alimentación, economía precaria, sin oportunidad de trabajar el día a día , sin servicio de salud, sin tener el servicio de internet ni el equipo básico; la cuarentena empezó a desvanecerse, se iniciaron las protestas, los reclamos y el embanderamiento social de los barrios mediante el cual se patentó el llamado de atención a los políticos y al Estado
Estas iniciativas de la organización social de los barrios, pueden servir de base para implementar planes de acción, micro intervenciones y “acupuntura urbana a escala barrial” como la construcción y aplicación de políticas públicas que puedan minimizar la crisis de salud y la crisis económica de los barrios informales dentro del contexto de la pandemia de la COVID-19.
Finalmente se destaca que el hilo conductor de esta publicación se basa en la investigación que se viene desarrollando desde hace varios años en el sector de la “Esperanza” y los barrios de San Francisco de Asís, Pichcana, Hualashuata, Esperanza I, Esperanza II, San Cristóbal del distrito de Chilca- Huancayo